Si alguna vez has hecho una romería a pie, te haces una idea del sacrificio que implica esa caminata. Ahora, ¿ya te imaginaste a María visitando a santa Isabel, embarazada? Nuestra Señora no era vecina de su prima. Para llegar hasta allá requirió una gran caminata.
María vivía en Nazaret, que queda más al norte de Israel. Isabel era del área central del país, de las montañas de Judá. Los estudiosos creen que la ciudad en que ella vivía sería Ain Karin, per no hay en los Evangelios una especificación exacta. La distancia entre estas regiones es de 100 a 150 kilómetros dependiendo del camino que se recorre.
Pero ¿qué llevó a María a caminar tanto? Después del anuncio del ángel Gabriel, la Virgen María partió para casa de Isabel con el propósito de cuidar de su prima, que ya era de edad avanzada. Ella atendió el mensaje del ángel que dijo: “Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez” (Lc 1,36).
Y ¿qué aprendemos con todo esto? En este contexto podemos entender cómo Ella está siempre dispuesta a servir con alegría y prontitud a todos, especialmente a los más necesitados. Ella recorrió grandes distancias con el único propósito de ayudar a su prima. De esta forma, Nuestra Señora siempre está dispuesta a ampararnos a nosotros que somos sus hijos.
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Publica: Coordinación de Prensa y Comunicaciones Canal Cristovisión
Fuente: ACI Prensa
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